¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas nacen con menos dientes de lo usual?
Esta curiosidad, lejos de ser meramente anecdótica, esconde profundas raíces en la evolución de nuestra especie.
En promedio, un adulto tiene 32 dientes, incluyendo los famosos «dientes del juicio» o terceros molares. Sin embargo, la ausencia congénita de uno o más dientes no es tan rara como se podría pensar, y lo que es más fascinante, esta tendencia parece estar aumentando con el tiempo. A menudo, este rasgo se transmite genéticamente de padres a hijos.
Curiosamente, esta peculiaridad se observa con mayor frecuencia en el maxilar superior. Los dientes que comúnmente faltan son, en orden de frecuencia, los terceros molares, los incisivos laterales superiores y los segundos premolares inferiores.
¿Cómo nos afecta tener menos dientes?
La ausencia de ciertos dientes puede variar en importancia; en algunos casos, puede no afectar en lo absoluto, mientras que en otros, puede comprometer seriamente nuestras funciones bucales, impactando la masticación, la fonación y hasta nuestra estética dental.
Un vistazo a nuestra historia evolutiva
El estudio de la evolución humana nos revela cambios fascinantes en nuestra dentición, reflejo de nuestra adaptación a nuevos entornos y dietas. He aquí algunos puntos clave:
- De 36 a 32 dientes: Este cambio significativo refleja una adaptación a nuestra dieta y forma de vida.
- Modificación del paladar: Nuestro paladar adquirió una forma parabólica, diferenciándose de la forma rectangular típica de nuestros antepasados simiescos.
- Reducción del tamaño de los caninos: Con el tiempo, nuestros caninos se han hecho más pequeños, integrándose más armoniosamente con el resto de nuestros dientes.
Esta evolución dental no solo responde a cambios en nuestra dieta, sino también a la evolución general de nuestra fisiología y necesidades nutricionales. Con alimentos cada vez más procesados y menos necesidad de una masticación intensa, los terceros molares —nuestros «dientes del juicio»— se han vuelto menos necesarios, siendo los más propensos a desaparecer.
En resumen
Los misterios de nuestra boca cuentan historias milenarias de adaptación y supervivencia. Entender estos cambios nos ayuda a apreciar nuestra propia evolución y nos prepara mejor para cuidar de nuestra salud dental en el contexto actual.