Desde la antigüedad, todos los pueblos alrededor del mundo se han preocupado por el aspecto de su dentadura.
Antiguamente la orina era utilizada como producto de higiene dental. Algo tan indispensable hoy en día como es la pasta de dientes, comenzóextenderse recién en el siglo XIX
Pero fueron los egipcios hace 4000 años quienes ya utilizaban una pasta llamada clister para limpiarse los dientes. Muy abrasiva y dotada de un intenso sabor, se fabricaba con piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, mirra y cáscara de huevo.
La cultura grecorromana recogió el hábito del enjuague, aunque los griegos y romanos, mucho menos escrupulosos, se lavaban los dientes con orina humana. Ellos creían que las propiedades del amoniaco prevenían las caries y además eran blanqueantes.
Los Chinos utilizaron huesos de pescado. En la Edad Media, los árabes utilizaban arena fina y piedra pómez como ingredientes en las fórmulas utilizadas para la limpieza de los dientes, sin embargo descubrieron que el uso de estos duros abrasivos perjudicaba el esmalte dental.
Los Mayas empleaban sustancias de origen vegetal y animal, como las raíces de la especie denominada chacmun (Rauwolfia heterophyla Willad), que aplicaban contra los dientes para tratar las caries, las molestias dentales y halitosis, según lo manifiesta Fray Bernardino de Sahagun en 1557. Con el mismo fin usaban otros analgésicos dentales como las cenizas de iguana quemada viva, el hollín pulverizado envuelto en algodón en rama, el diente de una serpiente de cascabel puesto en vinagre o la hiel de ciertas ranas. Otro medio de higiene fue el chicle, originario en las selvas del sureste mexicano, en el Gran Peten, el nombre con que los mayas conocían esta goma fue “sicte”, que significa sangre o fluido vital y los Aztecas con el nombre de “tzictli”.
En 1842, un dentista llamado Peabody fue el primero en agregar jabón a la pasta de dientes. El primer dentífrico comercializado apareció en Gran Bretaña a finales del Siglo XVIII, en presentación de polvo o pasta envasado en cerámica.
Gracias al médico Escribanus Largus , se dejó de utilizar la orina ya que ideó una fórmula que consistía en una mezcla de vinagre, sal, miel y cristal machacado.
La aparición del tubo fue en 1896, cuando Colgate vendió en EEUU la primera pasta en tubo.