Muchas veces terminado un tratamiento de ortodoncia los ortodoncistas mandan  quitar las muelas del juicio, o incluso antes de realizar el tratamiento según el criterio profesional.

   Las muelas del juicio, correctamente llamadas cordales o terceros molares, tienen una guía de erupción muy variable y muchas veces, la mayoría, erupcionan mal posicionadas, creando interferencias, puntos prematuros de contacto a la hora de cerrar la boca, que obligan a la mandíbula a cerrar en una posición diferente.

   Los síntomas:

– Molestias a nivel de la articulación.

– Sobrecarga muscular a nivel de los músculos maseteros, mejillas.

– Desgastes anormales en diferentes piezas dentales.

– Apiñamientos en el maxilar inferior.

– Espacios entre los incisivos superiores, que se abren como en abanico.

   Ante esos síntomas se manda una férula de descarga al paciente sin analizar otras interferencias. Es muy importante analizarlas primero antes de colocar dicha férula.

   En estos casos, y viendo que las muelas del juicio causan más problemas que funcionalidad, es mejor extraerlas.

   Si se extrae un tercer molar de un maxilar siempre hay que prever que la muela antagonista, las contrarias, sobreerupcionará buscando algún contacto, y eso también puede producir problemas.

   Si un cordal, en su malposición, afecta la salud de la muela inmediatamente colindante, es obvio que habría que extraerlo para evitar dañar esa muela sana y funcional.

 pano

   En la imagen se ve con una flecha como el cordal de la derecha perjudicará a la muela que se encuentra inmediatamente junto a ella.

   A veces los cordales inferiores están muy cerca del nervio dentario y es cuando hay que decidir si realmente merece la pena quitar dicha pieza, o evitar correr el riesgo de lesionar el nervio. El odontólogo valorará mediante una radiografía panorámica de la boca, la situación y la mejor manera de proceder.

   Hay que valorar el daño frente a la funcionalidad de los cordales para decidir extraerlos o mantenerlos.

ES NECESARIO QUITAR LAS MUELAS DE JUICIO?

Muchas veces terminado un tratamiento de ortodoncia los ortodoncistas mandan a quitar las muelas del juicio o incluso antes de realizar el tratamiento según el criterio profesional.

Como comente en el anterior artículo las muelas del juicio tienen una guía de erupción muy variable y muchas veces (la mayoría) salen en boca malposicionadas, creando por un lado interferencias, es decir puntos prematuros de contacto a la hora de cerrar la boca en posición de reposo. Que obligan a la mandíbula a cerrar en una posición diferente (reposicionando la mandíbula a una posición forzada)

Los síntomas:

– Molestias a nivel de la articulación.

– Sobrecarga muscular a nivel de los maseteros(mejillas)

– Desgastes anormales en diferentes piezas

– Apiñamientos en el maxilar inferior

– Espacios en los incisivos superiores, se abren como en abanico.

 

Ante esos síntomas se mandan férulas de descarga al paciente sin analizar interferencias previas.Es muy importante primero analizarlas.

En estos casos y viendo que las muelas del juicio (correctamente llamadas cordales o terceros molares)causan más problemas que funcionalidad, es mejor extraerlas.

Si se extrae un tercer molar de un maxilar siempre hay que prever que la muela antagonista sobreerupcionará buscando contacto y eso también puede producir todos los problemas anteriormente mencionados.

Si un cordal en su malposición también afecta la salud de la muela inmediatamente colindante es obvio que hay que extraerla para evitar dañar una muela sana y funcional.

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En la imagen se ve con una flecha como el cordal de la derecha perjudicará(correctamente llamadas cordales o terceros molares) a la muela que se encuantra inmediatamente anterior al mismo y como la posición del cordal de la izquierda es muy próxima al nervio dentario pintado en rojo.

A veces los cordales inferiores están muy cerca del nervio dentario y es cuando hay que decidir si realmente merece la pena quitar dicha pieza, o evitar correr el riesgo de lesionar dicho nervio, El clínico valorará ante una radiografía panorámica de la boca.

CONCLUSIONES

Hay que valorar el perjuicio frente a la funcionalidad de los cordales para decidir extraer, es muy importante valorar las interferencias que producen.